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Reducir los residuos siempre es una victoria

Con la publicación del último informe del IPCC, junto con el aumento de los precios de la energía, cada vez más personas han tomado conciencia urgente del preocupante panorama al que se enfrenta el mundo. El cambio climático está afectando a todos los rincones del mundo y se avecinan impactos aún más graves si no conseguimos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y nuestra dependencia del petróleo y el gas. Hay muchas iniciativas en marcha para mejorar la situación, pero a menudo se tiende a pasar por alto uno de los segmentos de nuestra sociedad que más energía consume: nuestros edificios.

Los sectores de los edificios y de la construcción son responsables del 40% del consumo total de energía final en el mundo y del 33% de las emisiones de gases de efecto invernadero (www.unep.org)1.Sin embargo, recibe menos atención en el debate general en comparación con otros sectores, como el transporte o la industria. Hasta ahora ha quedado relegado en el debate, pero en realidad existe un enorme potencial de mejora de la eficiencia energética en nuestro parque de edificios. Y no requiere soluciones de ciencia ficción: podemos hacerlo con la tecnología existente en el mercado.

Imagina que te encuentras con un propietario de un coche que deja que el motor funcione a toda velocidad en todo momento, y que regula la velocidad pisando los frenos, en lugar de dar al motor todo el combustible que necesita. Esto parecería una completa locura, pero en realidad es similar a lo que vemos todos los días cuando abrimos las ventanas de los edificios, al mismo tiempo que la ventilación y la calefacción funcionan a toda velocidad. El despilfarro es enorme y hay varias formas de reducirlo inmediatamente:

  • Recuperación de la calefacción y la refrigeración: la ventilación mediante intercambiadores de calor puede ahorrar hasta el 90% de la energía que perdemos al abrir la ventana para ventilar.
  • Optimización del sistema: funciones inteligentes que analizan las necesidades del edificio y garantizan que sólo ventilamos, calentamos y enfriamos lo necesario, lo que puede ahorrar hasta el 80% de la energía del ventilador y el 40% de la energía térmica.
  • Las funciones de control inteligente: que optimizan la producción de calefacción y refrigeración en relación con la ventilación, pueden proporcionar otro 15% de ahorro energético.
  • Las bombas de calor: tienen un gran potencial para sustituir la calefacción por combustibles fósiles, y con refrigerantes naturales como el propano, las ganancias medioambientales son aún mayores.
  • Actualización de los productos y sistemas existentes: la estructura física básica de los productos de ventilación suele durar décadas. En lugar de sustituir las unidades completas, se pueden actualizar los componentes electrónicos y las piezas móviles, con lo que se consigue un funcionamiento más eficiente desde el punto de vista energético con una huella de carbono mínima en el proceso de fabricación.

Además de los aspectos energéticos positivos, los sistemas de climatización interior más inteligentes también tienen un enorme potencial en términos de mejora de la salud y la productividad de las personas que pasan su tiempo en los edificios.

En una época en la que nos enfrentamos a inmensos retos climáticos y energéticos, debemos empezar por las acciones más efectivas. Es cierto que la reducción de los residuos no llega a los titulares del mismo modo que la electrificación de nuestro parque automovilístico o la exploración de nuevas fuentes de energía sostenibles. Pero reducir los residuos no requerirá décadas de investigación, aumento de la producción o inversiones en infraestructuras. Por el contrario, la tecnología está probada y ampliamente disponible hoy en día. Y un kilovatio ahorrado vale más que un kilovatio producido, ya que no hay pérdidas de producción ni de distribución.

Nuestra contribución es clara: con nuestros sistemas podemos reducir el consumo de energía en los edificios de forma radical y con efecto inmediato, marcando una clara diferencia. Reducir los residuos es siempre una victoria, y no podemos permitirnos esperar.