Las fábricas han recorrido un largo camino desde ser entornos polvorientos y llenos de humo en los que la producción ocupaba un lugar central, hasta convertirse en lugares de trabajo luminosos, limpios y confortables en los que las personas están seguras y son productivas. Nuestro experto, Welat Han, Director de Producto Junior, describe la evolución del clima interior de las fábricas y explica cómo la ventilación por desplazamiento puede dar forma a espacios de trabajo en los que las personas puedan dar lo mejor de sí mismas, hoy y siempre.
Muchos pueden imaginarse una antigua ciudad industrial, quizá similar a las escenas de Peaky Blinders o Tiempos difíciles de Charles Dickens, con altísimas fábricas y maquinaria pesada y humeante. Casi se puede oír el ruidoso traqueteo de las máquinas e imaginar la niebla llena de partículas que flota en el aire. Los olores son aceitosos y la luz tenue, las envejecidas ventanas de la industria sólo dejan que una parte de la luz del día llegue al suelo de la fábrica.
En aquellos tiempos, los índices de producción eran bajos, no sólo por la falta de tecnología avanzada, sino también por las malas condiciones climáticas interiores. Hoy sabemos que el entorno de trabajo es crucial para la seguridad, el rendimiento de los empleados y su bienestar. Las investigaciones demuestran que la calidad del aire afecta a las personas de varias maneras. Por ejemplo, unos niveles elevados de dióxido de carbono (CO₂) en el aire merman especialmente la capacidad de una persona para absorber información y pensar estratégicamente, aptitudes que son tan importantes en el trabajo industrial como en cualquier otra profesión.
De la historia a nuestros días
En claro contraste con las fábricas históricas, en las que a menudo se daba prioridad a la productividad sobre la seguridad y el bienestar de los trabajadores, las industrias e instalaciones de fabricación modernas han conseguido equilibrar las necesidades tanto de la maquinaria como de los empleados, y una fábrica de hoy en día es un conjunto mucho mejor. La producción es ahora más eficiente y el ambiente interior ha mejorado notablemente.
Entre las medidas adoptadas para mejorar el bienestar de los trabajadores figuran la insonorización, la iluminación ambiental y directa y el suministro de ropa de protección, por citar sólo algunos ejemplos. Aunque todas ellas son pertinentes y necesarias, una de las medidas más cruciales han sido las inversiones en calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC): inversiones en el clima interior. Las mejoras en la calidad del aire y la regulación de la temperatura han transformado los ambientes interiores en espacios que no sólo son confortables, sino que también favorecen enormemente la seguridad de los empleados y el trabajo productivo.
Ventilación por desplazamiento: clave para un buen clima interior
Las instalaciones industriales suelen caracterizarse por grandes superficies, techos altos y distribuciones relativamente abiertas. A diferencia de muchos otros entornos interiores, las fábricas y las instalaciones industriales suelen estar expuestas a fuentes directas de contaminación significativa, calor o frío, máquinas o procesos de producción que contaminan el clima interior.
La mayoría de los principios de ventilación están diseñados para distribuir el aire uniformemente por todo un espacio, pero la ventilación por desplazamiento ofrece una ventaja distinta adicional, muy adecuada para las naves industriales. Las unidades de desplazamiento introducen aire más frío (normalmente entre 3 y 5° Celsius por debajo de la temperatura ambiente) a un nivel bajo en el espacio. El aire impulsado, ligeramente más frío, permite la refrigeración exterior gratuita durante un periodo más largo del día y del año, lo que a su vez disminuye el consumo de energía y, muy probablemente, el coste.
El aire impulsado asciende de forma natural al ser calentado por fuentes de calor como la maquinaria y las personas. Así se crean dos zonas distintas: una superior, con aire contaminado, y otra inferior, ocupada, con aire «limpio». Los techos altos dejan espacio para almacenar el aire contaminado por encima de la zona ocupada. Para aprovechar plenamente las ventajas de la ventilación por desplazamiento, se requiere una altura de techo de al menos tres metros, aunque lo ideal son alturas superiores a cuatro metros. Desde la zona superior, el aire contaminado se expulsa del espacio mediante unidades de extracción de aire. Esta tecnología de distribución del aire proporciona un clima interior confortable a la vez que elimina eficazmente el aire contaminado: la eficiencia del intercambio de aire alcanza el 50-100%.
Un principio de ventilación sorprendente para fábricas
En resumen, muchas industrias han experimentado una transformación significativa y hoy en día ofrecen un clima interior muy mejorado que favorece la seguridad, la productividad y el confort. Aunque estos cambios no se han producido únicamente por acción voluntaria -muchas industrias se han visto obligadas a cumplir las leyes de seguridad en el lugar de trabajo, las normativas de calidad del aire y los ambiciosos objetivos de sostenibilidad-, se ha producido un cambio fundamental y se presta una atención continua a la seguridad, el confort y la innovación para mejorar aún más la productividad.
La ventilación por desplazamiento puede parecer un principio de ventilación olvidado, pero es una solución muy eficaz para entornos que inicialmente no se consideran lugares de trabajo tradicionales. La ventilación por desplazamiento satisface tanto los requisitos inmediatos de climatización interior como las demandas de confort, garantizando que las personas puedan dar lo mejor de sí mismas, hoy y en el futuro.
Lea el blog anterior de Welat para obtener una introducción a la ventilación por desplazamiento o visite nuestro sitio web para familiarizarse con nuestra gama de productos. Por último, pero no menos importante, permita que nuestro software de selección de productos, Room unit design, lo ayude en su próximo proyecto.