La exposición vuelve por fin tras una pausa de cuatro años. ¿Qué ha ocurrido desde la última vez? ¿Y qué faltaba?
La búsqueda del ahorro energético ha tenido un gran impacto en el sector. En comparación con la última edición, en la que las calderas de gas seguían siendo muy demandadas, el sector de la calefacción ha pasado a centrarse en las bombas de calor, omnipresentes y muy solicitadas por los visitantes. También se presta mucha atención a los controles de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC), una vez más con multitudes en la feria tratando de conocer los últimos avances tecnológicos. Cada vez está más claro que se puede ahorrar mucho haciendo que todas las partes del sistema funcionen de forma armonizada y sin fallos, eliminando el malgasto de energia, pero la cuestión es cómo hacerlo.
Retos para el futuro
Además, hay otros dos temas que me llaman la atención mientras recorro las plantas de la exposición:
- Los problemas se atacan uno por uno, siguiendo las pautas empresariales y comerciales. La mayoría de las partes interesadas siguen centrándose en sus propias posiciones, los fabricantes de bombas de calor en el COP de sus unidades, o los expertos en integración de sistemas afinando sus algoritmos o interfaces. Pero sigue faltando una visión de conjunto y soluciones que tengan en cuenta todas las partes involucradas. A menudo, sigue siendo necesario hablar con muchos proveedores diferentes para crear un sistema que funcione bien y hay que crear soluciones propias a partir de muchas pequeñas piezas de rompecabezas.
- También existe un claro riesgo de visión limitada del aspecto energético, perdiendo de vista otros factores importantes. El escenario me recuerda la situación de hace exactamente 50 años, en 1973, cuando una guerra desencadenó un fuerte aumento de los precios de la energía que dio lugar a medidas precipitadas para ahorrar energía. En mi Suecia natal, muchos edificios se aislaron apresuradamente para minimizar la pérdida de calor. Pero al cabo de unos años empezaron a surgir problemas, ya que los edificios, que antes tenían goteras, se habían vuelto herméticos. Sin una ventilación adecuada, se produjo una explosión de moho, con graves problemas de salud y costosas renovaciones.
Aquí estamos 50 años después, en 2023, y no debemos caer en la misma trampa, ni en una parecida. Existe un riesgo evidente de que tomemos el atajo, miremos ciegamente a un punto e intentemos ahorrar energía sacrificando el clima interior. Durante la reciente pandemia, hubo un aumento del interés por los temas relacionados con el clima interior, ya que nos dimos cuenta de su importancia para nuestra salud y bienestar, y los aspectos ambientales interiores se pusieron en el punto de mira. Sin embargo, con la pandemia seguida de una crisis energética, la atención se ha desplazado rápidamente y la ISH es un buen ejemplo de ello, ya que el clima interior ha quedado de repente un tanto relegado a un segundo plano.
¿Cuál es la finalidad del edificio?
Mi reflexión al respecto es que, aunque el ahorro energético es nuestra máxima prioridad en estos momentos, los profesionales de la climatización debemos mantener una visión equilibrada e intentar pensar en términos más amplios de sostenibilidad. La energía será sin duda una parte importante de un edificio sostenible, pero corremos el riesgo de perder de vista el objetivo principal de los edificios en los que pasamos nuestro tiempo: proporcionar entornos interiores saludables y productivos para las personas de hoy y de mañana. Debemos tener presentes los tres aspectos de la sostenibilidad: las personas, el planeta y los beneficios. Tenemos que crear edificios que proporcionen entornos sanos y confortables a las personas que se encuentran en su interior, que respeten los recursos de nuestro planeta y que lo hagan de forma que no sólo se note en la factura energética, sino que también pongan de manifiesto que existe un enorme potencial a largo plazo: la rentabilidad y la productividad están estrechamente vinculadas.
La solución ya está disponible para reducir la huella de carbono del sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado y mejorar el clima interior.
Soluciones ya disponibles
Por supuesto, se podría afirmar que todo esto es más fácil decirlo que hacerlo. Pero si examinamos detenidamente las soluciones presentadas en la feria ISH, ya disponemos de herramientas para reducir la huella de carbono de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado y mejorar el clima interior. Aprovechando los avances de los últimos años en digitalización, ya no tenemos que elegir, podemos tener ambas cosas. Por ejemplo, en el stand de Swegon, nuestras unidades de tratamiento de aire, enfriadoras y bombas de calor son más eficientes energéticamente que nunca. Pero también tenemos toda la caja de herramientas necesaria para mantener un buen clima interior en la sala. Y, lo que es más importante, a un nivel superior, disponemos de los servicios digitales necesarios para garantizar que el sistema en su conjunto funcione de la forma más eficiente posible, reduciendo los residuos (y el tiempo) y manteniendo un buen clima interior para que los propietarios estén satisfechos y contentos de quedarse.
En resumen: 2023 no es 1973, hemos avanzado mucho tanto en conocimientos como en avances tecnológicos, pero cuando la situación es crítica, es fácil perder de vista el panorama general. Así que ayudémonos unos a otros, recordándonos que debemos equilibrar las importantes medidas de eficiencia energética con las necesidades esenciales de las personas que se encuentran en el interior de los edificios.