La humedad puede tener un impacto positivo en nuestra salud, pero todavía se ignora a menudo cuando se proyectan espacios cerrados. El aire demasiado seco puede causar gargantas resecas, labios agrietados y facilita la propagación de virus. ¿Es hora de reconsiderar el coste para la sociedad de tener edificios con aire interior demasiado seco?
Hay requerimientos legislativos muy claros sobre los niveles de C02 y el confort térmico en la mayor parte del mundo desarrollado. Pero hay una tercera dimensión, la humedad relativa (HR), que a menudo se olvida. ¿Es porque la humedad es menos importante? Al contrario, muchos investigadores afirman que es muy importante.
Es necesario controlar los niveles de humedad
Si el nivel de humedad relativa es demasiado bajo, tenemos ojos y piel secos, labios agrietados y algunas investigaciones incluso indican que la propagación de los virus empeora al bajar los niveles de humedad. Por otro lado, los ambientes interiores con niveles de humedad demasiado altos dan lugar al crecimiento de microorganismos que causan otras enfermedades, y pueden causar problemas de moho que no sólo son perjudiciales para los interiores en sí, sino para sus ocupantes. En otras palabras, necesitamos controlar los niveles de humedad, para que no sean demasiado bajos ni demasiado altos.
Problemas con el aire demasiado seco en el norte de Europa
En los países con climas más templados y húmedos, el problema será lógicamente que los niveles de humedad son estacionalmente demasiado altos. Pero los niveles demasiado bajos también son un problema. Las mediciones muestran que en los fríos y secos inviernos del norte de Europa, los niveles de humedad relativa en interiores pueden caer hasta el 5-15% durante largos períodos de tiempo. Esto es especialmente evidente en oficinas y otros lugares de trabajo que carecen de fuentes naturales de humedad.
Hay algunas excepciones, en Polonia se requiere un mínimo del 40% de HR en la humedad del aire interior de los lugares de trabajo. Es uno de los pocos países europeos donde la humedad se controla sistemáticamente, al menos en la fase de diseño y ejecución del sistema.
¿Por qué ignoramos la humedad?
Sabemos desde hace tiempo que la humedad puede tener un impacto positivo en nuestra salud. La inhalación de aire humedecido y de vapor de agua ha sido un tratamiento popular de autocuidado y se utiliza también en los hospitales desde hace bastante tiempo para las enfermedades respiratorias. Así que la pregunta es ¿por qué se ignora este dato cuando se diseñan ambientes interiores?
Nuestro esfuerzo por evitar el síndrome del edificio enfermo, especialmente en los países nórdicos, le ha dado un toque negativo a la humedad. Para evitar el síndrome del edificio enfermo y los mohos, se han recomendado altas tasas de ventilación, pero no ha habido requisitos para que los niveles de humedad actúen como un contrapeso, lo que provoca ambientes interiores extremadamente secos.
La humedad puede ser una ventaja
Utilizamos la recuperación de calor en los sistemas de ventilación para ahorrar energía térmica. Además, los sistemas de control inician y detienen automáticamente la recuperación en función de si queremos mantener la energía térmica dentro del edificio o eliminarla. ¿Qué pasaría con nuestro confort interior si tratáramos la humedad como un bien y la recuperáramos y la tratáramos de la misma manera que con la energía térmica?
Es hora de reevaluar la humedad
El aire demasiado seco es malo para nuestra salud y es un problema al que debemos prestar más atención para crear ambientes interiores saludables para todos. Deberíamos considerar el coste real del aire demasiado seco, en términos de bajas por enfermedad, sin mencionar el coste humano de la mala salud. ¿No es ahora el momento adecuado para ver si controlando y tratando la humedad como un activo podemos crear ambientes interiores más saludables en los edificios?