Imagina que te vieras obligado a elegir entre una habitación que no se puede enfriar lo suficiente en época de calor, o una habitación con una corriente de aire frío constante. Te costaría mucho elegir, ¿verdad? Afortunadamente, no tienes que hacerlo. Gracias al principio físico conocido como inducción, existe la opción de ventilar y calentar o enfriar los espacios para conseguir un clima interior perfecto durante todo el año sin corrientes de aire y con capacidad para calentar o enfriar dichos espacios interiores.
En un contexto de ventilación, la inducción se refiere al efecto causado cuando un chorro de aire de alta velocidad pasa el aire estancado. Ese chorro de aire arrastra con él el aire del ambiente, se mezcla con él y aumenta su volumen.
¿Pero por qué es tan importante la inducción?
Una de las razones es que podemos utilizar ese efecto de inducción para producir una gran capacidad de frio o calor en los espacios interiores de los edificios sin ningún riesgo de causar corrientes de aire frio en dichas estancias, lo que causaría molestias a los usuarios del edificio.
Si se quiere impulsar aire y enfriar una estancia por medio de un difusor de aire, entonces la inducción hace que el aire de impulsión que sale del difusor de aire mantenga una temperatura relativamente baja de 18 °C, por ejemplo. Debido a que los chorros de aire arrastran el aire caliente del ambiente y se mezclan con él, el aire puede alcanzar una temperatura confortable antes de llegar a la zona de ocupación.
Esto es lo que llamamos inducción básica, pero también hay productos que aprovechan la inducción para un doble efecto, como las vigas frías, inductores y los módulos de confort, basados en producir frio y calor a través del agua al mismo tiempo que podemos ventilar a través del aire. Si observamos una sección transversal de un módulo de confort o inductor, podemos comprobar cómo el aire se mueve a través del módulo de confort o inductor pasando por una serie de etapas:
Cómo se mueve el aire a través del módulo de confort en cinco pasos para enfriar una estancia:
1. Desde la Unidad de Tratamiento de Aire (UTA) es enviado un aire frio (pretratado) con una presión determinada que hace que dicho aire llegue al módulo de confort o inductor, y sea expulsado a través de las pequeñas toberas que tienen dentro de dicho inductor.
2. El efecto de la inducción arrastra el aire del interior de la estancia, lo que provoca una subpresión y aspira el “aire caliente” de la estancia a través del inductor, que se enfría al pasar dicho aire por un serpentín de agua.
3. El aire procedente de la UTA se mezcla ahora por primera vez con el aire de la estancia, lo que aumenta el volumen de aire y reduce la temperatura.
4. A continuación, el aire sale por el techo y la inducción hace que el aire de impulsión se mezcle por segunda vez con el aire del ambiente.
5. Cuando el aire sale del cuarto se ha introducido una gran capacidad de enfriamiento, pero como el aire frío se ha "diluido" al mezclarse con el aire de la habitación, el caudal de aire está a una temperatura agradable, sin el riesgo de corrientes de aire frío.
De esta manera, para un caudal de entrada en un inductor procedente de la UTA de 20 l/s a una temperatura de 18,0 °C (etapa 1 en la imagen de arriba), y un caudal inducido del ambiente que hacemos que pase a través de la batería de agua a 14 °C, se transforma en un caudal de aire de 190 l/s con una temperatura de salida del inductor muy agradable de 20,4 °C (etapa 5 en la imagen de arriba).
La inducción sirve así como un "mezclador" que hace que el aire de entrada frío y el aire de ambiente caliente se combinen en una temperatura agradable. Además, la inducción sirve como "motor" para impulsar el aire a través de la batería de agua para proporcionar un efecto de enfriamiento adicional.
El resultado es una estancia climatizada y ventilada a través de un aire fresco a una temperatura adecuada sin ventiladores ruidosos ni el riesgo de incómodas corrientes de aire frío en la zona ocupada.