¿Cómo sabemos si el clima interior enlos colegios es suficiente? ¿Podría servir la medición del CO2 como herramienta para conseguirlo?
Desde el estallido de la pandemia de COVID se ha incrementado rápidamente la concienciación sobre la importancia del aire fresco en los interiores y el aumento de los índices de ventilación. Gran parte de la atención se ha centrado enlos colegios -el entorno de trabajo de nuestros hijos- como lugar potencial de contaminación y propagación de virus. El debate se ha centrado en la ventilación de las aulas y en cómo asegurarse de que la calidad del aire y el intercambio de aire en la sala son correctos, y en cómo aumentar la tasa de ventilación cuando sea necesario. De ahí que muchos colegios hayan empezado a instalar sensores de dióxido de carbono (CO2).
Por ejemplo, en el Reino Unido, el Departamento de Educación ha decidido que se instalen 300.000 sensores de dióxido de carbono en los colegios de todo el país para conocer el estado de la ventilación y ver dónde es necesario actuar. Medir y utilizar el nivel de CO2 como indicador de la buena o mala calidad del aire ha sido durante mucho tiempo un método aprobado, ya que el dióxido de carbono es un gas fácil de detectar. Y como es una medida utilizada desde hace tiempo en nuestro sector, también es fácil de discutir y relacionar con el dimensionamiento del edificio. También existen algunos límites recomendados para guiarnos a la hora de determinar qué nivel de CO2 es adecuado dentro de un lugar de trabajo, por ejemplo, un máximo de 1000 ppm según el Instituto Sueco de Medio Ambiente Laboral.
Los niveles de CO2 dan una indicación de cuántas personas podrían permanecer en la sala al mismo tiempo y también indican si es necesario ventilar otros contaminantes. Un nivel de CO2 igual o superior a 1000 ppm, aunque no es peligroso desde el punto de vista de la salud, empieza a influir en nuestras capacidades cognitivas, como el aprendizaje de cosas nuevas y la toma de decisiones estratégicas.
Es un buen comienzo medir el CO2 para controlar el estado del sistema de ventilación y la calidad del aire. Pero para que nuestros hijos tengan un buen rendimiento en el colegio, donde aprenden para toda la vida, es necesario tener en cuenta un enfoque integral en el que también midamos la temperatura, las partículas, la contaminación y el sonido, que también influyen en la salud y el rendimiento, a la hora de decidir qué hacer al ajustar los sistemas de ventilación. Medir es saber.
Y cuando se sabe, es el momento de actuar. En el Reino Unido, tras medir los niveles de CO2, se puede hacer un plan para reservar fondos para mejorar los sistemas de ventilación enlos colegios en los que se ha descubierto que la ventilación es insuficiente. Mientras tanto, se han dado una serie de consejos a los colegios:
- Tener una buena ventilación:se recomienda un sistema de ventilación eficiente para asegurar una buena renovación del aire fresco
- Ventilar las habitaciones: se recomienda abrir las ventanas y las puertas con regularidad para reducir los efectos del encierro.
- Controlar las fuentes de contaminación: hay muchas fuentes de contaminación y es importante limitarlas.
- Realizar mediciones con sensores de calidad del aire: estos sensores miden los niveles de dióxido de carbono (CO2) y otros contaminantes en la habitación.
La iniciativa del Reino Unido es ambiciosa y admirable. ¿Veremos a más países como España seguir su ejemplo y centrarse en mejorar el clima interior de los colegios?
Medir es saber, y una forma de ver qué mejoras hay que hacer es medir varios parámetros diferentes. Swegon dispone de servicios inteligentes para analizar el clima interior y también sistemas de ventilación controlada por demanda que garantizan el flujo de aire, la temperatura y el confort correctos.