Hay varias formas de evaluar el uso de la energía en los sistemas de calefacción y refrigeración. Todas son válidas a su manera, pero es importante recordar que evalúan la eficiencia energética de diferentes maneras y que deben utilizarse en diferentes situaciones en función de sus necesidades.
Primer método: SEER/SCOP
Los primeros índices establecidos para medir y comparar la eficiencia energética fueron el EER (para las enfriadoras) y el COP (para las bombas de calor). Sin embargo, el problema de estos índices es que miden el efecto a plena carga, lo que no es muy representativo de las aplicaciones de confort, cuya carga varía mucho a lo largo del año. En su lugar, la Comisión Europea desarrolló y lanzó unos índices estacionales, SEER y SCOP, que tienen en cuenta este aspecto.
El SEER y el SCOP proporcionan los niveles legales de eficiencia energética en la UE, y también son excelentes cuando se necesita comparar diferentes productos de varios fabricantes. Sin embargo, los índices no tienen en cuenta las diferentes condiciones ambientales (incluso pueden calcularse utilizando 3 perfiles térmicos diferentes, que nunca son idénticos a los de las diferentes ciudades) ni las necesidades del usuario, y no dan ninguna indicación sobre el rendimiento real de las unidades dentro de su sistema.
Segundo método: cálculo del consumo de energía
Para obtener una estimación del rendimiento real de la unidad, es necesario calcular el consumo de energía. Se trata de una cifra basada en dos cosas: un perfil de ciudad, que tiene en cuenta las condiciones de su emplazamiento geográfico, y un perfil de carga, basado en el uso que se hará de la unidad. Esto se hace en una herramienta de software (en el caso de Swegon, nuestra herramienta se llama CH Design) donde los clientes pueden probar diferentes configuraciones. El resultado es una cifra estimada de consumo energético simulado.
La cifra es bastante precisa, pero a menudo no es exactamente idéntica a cómo funcionará la unidad en la realidad. En el terreno, las condiciones pueden variar en algunos aspectos. Por ejemplo, la inercia de la planta, o el hecho de que diferentes partes del sistema estén expuestas al sol o no, pueden hacer variar el consumo en la vida real. Pero la cifra se aproxima lo suficiente a la realidad como para dar una indicación de su rendimiento.
Tercer método: Mediciones in situ
Para obtener resultados precisos sobre el consumo de energía, hay que medir el sistema in situ. Añadir herramientas de medición es una opción que ofrecen todos los fabricantes (por ejemplo, la plataforma de software BlueThink de Swegon ofrece varias soluciones específicas). Con una herramienta instalada, se pueden cambiar las variables in situ y medir los efectos. También puede ver cómo afecta la edad a la unidad midiendo y comparando el rendimiento a lo largo del tiempo. Esta es la única manera de medir el rendimiento real de la unidad.
Así que, para resumir, hay básicamente tres formas diferentes de evaluar el rendimiento energético, y cada una tiene su objetivo y alcance específicos. Pero sea cual sea el método que necesite utilizar, Swegon tiene las herramientas para ayudarle.