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¿Abrir las ventanas resolverá las necesidades de ventilación en los centros educativos?

Al darse cuenta de que muchas instituciones educativas de toda Europa carecen de suficientes equipos de ventilación para proporcionar las tasas de renovación de aire necesarias para un nivel razonable de prevención de la propagación del virus, hemos visto recomendaciones de emergencia para aumentar la apertura de ventanas para manejar el problema. Esto afecta directamente a millones de alumnos y profesores, e indirectamente a sus directores y gestores de instalaciones. Por lo tanto, tenemos que preguntarnos cómo afecta esto a las personas dentro de cada aula, y hasta qué punto la apertura de ventanas es una medida eficiente.

Al responder a esta pregunta, podemos aprender mucho de la investigación científica existente. También se podría dividir la respuesta en dos partes, para que sea más fácil de entender: la ventilación para limitar la propagación del virus, y la eficacia de la apertura de ventanas como respuesta.

Ventilación para combatir la pandemia

Primero, analizaremos desde el punto de vista de la pandemia. La ventilación es un factor importante para mitigar el riesgo de transmisión de aerosoles. La importancia de la transmisión por aerosol en el contexto de la actual pandemia aún no se conoce del todo, pero las pruebas apuntan en la dirección de que es un riesgo en los espacios mal ventilados. La transmisión por aerosol depende de la interacción de múltiples factores como la tasa de emisión de virus, la tasa de ventilación, la duración de la exposición y el número de ocupantes en esa zona. Se recomienda que la estrategia de ventilación alcance por lo menos la tasa de ventilación mínima equivalente para el espacio durante el período de ocupación, según se define en las normas nacionales. La ventilación también debería equilibrarse con otros factores, por ejemplo, el confort térmico.

En los edificios mal ventilados, se han sugerido estrategias como la ventilación intermitente y la apertura parcial de las ventanas para asegurar que se logre la tasa de ventilación. El problema se presenta ahora cuando nos acercamos a la temporada de frío en Europa. En este momento estamos viendo titulares sobre profesores que amenazan con hacer huelga debido a la pérdida de confort térmico en las escuelas. Se recomienda a los niños que usen sus trajes de esquí para poder permanecer en el aula. Por supuesto que necesitamos ventilar, no hay duda de ello, pero también necesitamos asegurarnos de que otros aspectos como el confort térmico no se vea significativamente comprometido.

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La efectividad de la apertura de las ventanas

La segunda visión de este tema también es relevante. ¿Abrir las ventanas resolverá el problema de la falta de renovación de aire en las aulas?

Con la apertura de las ventanas para resolver la mala o inexistente ventilación se conseguirá una cierta ganancia en la renovación del aire, por lo que es lógico como medida de emergencia. Es mejor que nada, pero apenas es suficiente.

Basándonos en la investigación científica podemos ver que en la práctica, la apertura de las ventanas sólo dará una tasa de renovación de aire de aproximadamente 2 litros por segundo por persona. Esto se debe a las limitaciones físicas de la apertura de la ventana en sí, combinado con factores de comportamiento - por razones de comodidad los alumnos y profesores naturalmente minimizarán la cantidad de tiempo de apertura de la ventana cuando hace frío fuera. Esto significa que la tasa de renovación del aire se sitúa muy por debajo del nivel establecido por la mayoría de las normas nacionales y, en ese sentido, también muy por debajo de las recomendaciones para reducir la propagación del virus. Vale la pena señalar que un moderno sistema de ventilación mecánica proporciona fácilmente varias veces esa cantidad y puede mantener los niveles requeridos.

Pero esto no es todo. Sabemos por muchos estudios que el rendimiento de los estudiantes en las aulas depende en gran medida de las condiciones del interior. Por supuesto, un profesor profesional e inspirador también afecta la curva de aprendizaje, pero un clima interior saludable y bien manejado ayudará a ese profesor a optimizar el resultado. Los estudios muestran que si aumentamos la renovación del aire en un aula de 1 litro por segundo por persona a 8 litros por segundo por persona, aumentaremos significativamente el potencial de aprendizaje, y las funciones cognitivas como el reconocimiento de palabras mejorarán hasta en un 15%. Por el contrario, un aula mal ventilada podría arruinar la posibilidad de que el profesor y los estudiantes rindan al máximo. La mala calidad del aire interior, expresada en términos de una mayor concentración de dióxido de carbono, incluso con un aumento bastante modesto de 1.000 ppm, podría estar relacionada con un aumento de la ausencia de alumnos de hasta un 10-20%.

 

En resumen...


Por el momento, necesitamos mantenernos sanos y minimizar el riesgo de ser afectados por la pandemia. Pero la solución de abrir la ventana sólo ayudará parcialmente, necesitamos una ventilación moderna y controlada en las escuelas que asegure un buen clima interior en términos de calidad del aire, confort térmico y condiciones de seguridad. Ahora es el momento de darse cuenta de que necesitamos priorizar de forma diferente. Necesitamos construir de manera diferente y necesitamos renovar una gran parte de nuestro parque de instalaciones, que es el lugar de trabajo diario de nuestros niños y sus maestros. De esta manera lograremos un entorno saludable y productivo, y al mismo tiempo podemos hacer importantes contribuciones para reducir el consumo de energía de los edificios.

Al final, nuestros niños y todos los que se ocupan de ellos y de su educación tienen todo el derecho a sentirse bien por dentro.